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El grelo

Se conoce como grelo a las hojas y brotes previos a la floración de la Brassica rapa. El género Brassica contiene diversas variedades hortícolas comunmente conocidas como coles, entre las cuales se encuentran productos tan apreciados en nuestra cocina como los repollos, las berzas, el brécol o broccoli, las coles de Bruselas, la coliflor y los nabos.

En Galicia, el cultivo del nabo o Brassica rapa, tiene una tradición de más de 5.000 años. Esta importante especie hortícola produce a lo largo de su ciclo de vida tres productos diferentes que ocupan un lugar destacado en la agricultura tradicional gallega: la nabiza, que son las primeras hojas que produce la planta; el grelo, que son las yemas o brotes que darán lugar a las flores (lo que se conoce en gallego como "grelar") y, por último, el nabo, que es la raíz engrosada de esta planta, y que tiene una gran importancia como forraje para el ganado. Como afirma el dicho:

"Do nabo sae a nabiza, da nabiza sae o grelo. Nabo, nabiza e grelo, Santa Trinidade do galego".

Desde el inicio del otoño hasta la llegada de la primavera podemos comprar grelos y preparar platos tan importantes en la cocina tradicional gallega como el lacón con grelos o el caldo gallego. Debemos tener en cuenta que el grelo únicamente se puede consumir mientras está tierno, ya que una vez se desarrolla la flor, éste se endurece y deja de ser apto para el consumo.

El grelo es un producto bajo en calorías debido a su escaso contenido en grasas y proteínas, y es rico en fibras, minerales y vitaminas A y C. Es, además, una excelente fuente de carotenos. Respecto a su contenido mineral, es rico en potasio, fósforo, hierro y calcio. Por otra parte, la disponibilidad del calcio en el grelo es muy elevada, siendo su porcentaje de absorción similar al de la leche, lo que lo convierte en un valioso alimento para las personas que sufren osteoporosis o intolerancia a la lactosa.

Además, los grelos contienen flavonoides, que son sustancias con un importante papel antioxidante, y glucosinolatos, que son los responsables de su sabor amargo. En conjunto, estos compuestos tienen un efecto positivo sobre la salud, y su consumo se ha relacionado en recientes estudios del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) con una menor incidencia de ciertos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares.

Desde el año 2010 el grelo gallego está amparado por la Indicación Geográfica Protegida (IGP) "Grelos de Galicia", mediante la cual se reconoce la calidad de este tesoro de la huerta gallega en todo el ámbito de la Unión Europea.