Las ciruelas mirabel son más pequeñas y redondas y proporcionan un sabor dulce ligeramente acidulado. El ciruelo, es originario de Persia, el ciruelo llegó a Europa de la mano de los romanos. Hoy sus frutos, las ciruelas, se consumen con asiduidad. Las ciruelas frescas pueden adquirirse desde mediados de mayo hasta octubre, dependiendo de la variedad. Se pueden consumir frescas o secas como postre. Ambas formas resultan deliciosas, pero conviene tener en cuenta que las primeras son más jugosas y refrescantes, y las segundas mucho más nutritivas. Las ciruelas frescas se pueden incorporar a ensaladas frías; combinan estupendamente con queso fresco, lechuga y nueces. Las pasas quedan muy sabrosas en macedonias o mezcladas con yogur. Y dan un rico toque dulce a los rellenos y salsas para aves. La repostería es su fuerte. Para que la cocción sea uniforme, todas las piezas deben tener un tamaño similar y el mismo punto de madurez. En zumo resultan refrescantes, nutritivas y depurativas. Una buena combinación es mezclar zumo de ciruela con zumo de naranja y miel. En compota, la ciruela es idónea para los estómagos delicados. Gracias a su extraordinario aporte calórico, las pasa constituyen un buen tentempié para situaciones de gran esfuerzo físico o mental.
Mirabel
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La ciruela, fresca o seca, genera efectos muy beneficiosos para la salud. Entre ellos cabe destacar su capacidad laxante. Una buena fórmula para combatir el estreñimiento es dejar en remojo cinco ciruelas pasas durante toda la noche. Al día siguiente se tomaran junto con el agua. Es, además, una fruta diurética y desintoxicante, que contribuye a tonificar el sistema nervioso, a combatir la fatiga y a descongestionar el hígado.